García Molina (UPyD) tacha de "improvisado" y "electoralista" las obras en víspera de las elecciones

El candidato a la alcaldía de Cieza por Unión Progreso y Democracia, Diego José García Molina, tacha de "improvisadas" y "electoralistas" las obras que está llevando a cabo el equipo de Gobierno 'popular' en víspera de las elecciones municipales.

Así, afirma que "después de tres años sin apenas inversiones", los vecinos "asisten con asombro a un afán despilfarrador" en arreglos de todo tipo, "sin otro interés que el de intentar ganar votos" de cara a los comicios del próximo domingo 24 de mayo.

García Molina señala diversas obras como el arreglo del adoquinado en Plaza de España, el Paseo, mejoras en diversas calles como calle Azorín, compra de mobiliario urbano, arreglos de baches "que son parches temporales", repintado y señalización o la renovación de carteles de nombres de calles.

"Es un despilfarro que además hipoteca a la futura Corporación", ya que avisa que "se está agotando el superávit de tres millones de euros" en inversiones "que muchas de ellas no son verdaderas prioridades para los ciezanos".

Además, el cabeza de lista de la formación magenta recuerda además que el Ayuntamiento ha sido condenado en firme por el Tribunal Supremo a pagar cinco millones de euros a los propietarios de los terrenos de Migaseca.

"Entendemos que se debe invertir en el municipio pero de forma proporcional y razonable, no aprovechando las elecciones", algo que se corresponde con "el intento de confundir al vecino".

UPyD Cieza insiste en que "bajo el pretexto de la campaña electoral, se está malgastando el dinero de todos los ciezanos en beneficio únicamente del partido en el Gobierno", algo que califica como "grave".

En relación a la calle Azorín, García Molina señala que "sí era necesario, pero no ahora, sino hace tres años". A su juicio, "se intenta blanquear la imagen a costa del dinero de todos los vecinos".

Asimismo, el llevar a cabo estas obras "de manera precipitada" provoca hechos como el aparcar un vehículo y que no se pueda abrir la puerta por la situación del banco, situado de cara a la calzada.

García Molina también pone de ejemplo de esa mala planificación las obras de una parada de autobús con espacio para dos o tres personas, en lugar de habilitar más espacio para los usuarios.

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