“Sigo sintiéndome muy bien en este Tour y hoy en Issoudun tenía muchas ganas de disputar el sprint para intentar ganar mi etapa. Iba muy bien colocado al último kilómetro, en séptima u octava posición. El final era muy técnico, con una sucesión de curvas difíciles, y a falta de unos quinientos metros para la línea de meta, se nos ha abierto Haussler, y luego Duque en un segundo tiempo. Allí he tenido que remontar diez metros de tal forma que se volvió imposible llegar al sprint con los primeros y luchar por la victoria. Es una pena porque me sentía con fuerzas, después de una etapa tranquila, y me hubiera gustado por lo menos tener la opción de medirme a Cavendish.
El final era mucho más difícil y peligroso de lo que venía en el libro de ruta y el hecho de correr hoy sin los pinganillos no permitió a los directores avisarnos de los riesgos que íbamos a encontrar. Por suerte solo ha habido una caída pero esta llegada no era digna del Tour. Por suerte la gente va más cansada y menos nerviosa ya, pero ni quiero imaginar lo que hubiera podido pasar en una llegada de este tipo en la primera semana de carrera.”