Benjamín Sánchez logró concluir la prueba de 50 km/marcha de los Juegos Olímpicos de Londres, después de pasar por problemas físicos, en los últimos kilómetros de la misma. El arrojo, pundonor y la fuerza de voluntad sirvieron para que el doble olímpico no abandonara una prueba que se le puso muy cuesta arriba.
Llegaba a la prueba como subcampeón de España y después de años muy duros para él, con lesiones e incluso con una operación de cadera. Era consciente de que sería una carrera dura, de ahí que saliera desde el inicio a su ritmo.
Los pasos por cada cinco mil lo situaron en torno a la trigésima posición, llegando incluso al puesto vigesimoctavo en su paso por el kilómetro 40, al tiempo que en cabeza de carrera ya estaban bien situados los atletas que a la postre fueron los medallistas: Sergey Kirdyapkin, campeón olímpico, Jared Tallet y Si Tianfeng, plata y bronce, respectivamente.
La deshidratación y el dolor se convirtió en garra, la de un campeón que luchó por concluir su segunda competición olímpica. Un autentico héroe que nos dio la mejor lección, que un deportista no se rinde ante ningún obstáculo. "Eran mis segundos Juegos, tenía mucha responsabilidad, lo he dado todo. Vuelvo a casa con más ganas para que desaparezcan mis problemas, sacar el Benjamín que soy y lo que la gente espera", aseguró a la conclusión de su carrera.
Benjamín Sánchez y su técnico José Antonio Carrillo, los últimos miembros de la delegación murciana, regresarán el lunes a casa, a aquella que seguro que prepara a estas horas un grandísimo homenaje.