Tras los dramáticos episodios de inundaciones y avalanchas de aguas vividos recientemente en nuestra región y en otras vecinas y, de modo muy concreto, en nuestro municipio, el Consejo de Coordinación de Podemos-Cieza ha acordado hacer una declaración pública con dos propósitos esenciales: llamar a la solidaridad con los afectados y manifestar el mayor agradecimiento a quienes han contribuido, desde los poderes públicos y desde el voluntariado, a paliar en lo posible los daños a la población.
La solidaridad con los perjudicados es una obligación de todos y particularmente de las instituciones. La desgracia no es democrática y se ceba con más saña en los más débiles, como ha ocurrido en el Cabezo de la Fuensantilla en Cieza. La solidaridad institucional tiene que expresarse al máximo nivel, y esto implica que el Consejo de Ministros acuerde la declaración de zona catastrófica para los territorios anegados, con todas las consecuencias previstas en la legislación vigente: ayudas directas, indemnizaciones, apoyo económico a los ayuntamientos, medidas fiscales o créditos preferenciales, entre otras. En este sentido, el Grupo Confederal de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados ha presentado, el mismo día 13 de septiembre, con el agua aun en muchas calles y casas de la región, una Proposición No de Ley firmada por sus diputados de Valencia y Murcia pidiendo esta declaración de zona catastrófica.
Por otra parte, es forzoso reconocer a los responsables políticos de cualquier color, a la Unidad Militar de Emergencias, a las fuerzas de seguridad y a los voluntarios sus desvelos y su entrega. Sirvan estas líneas como testimonio del más sincero y profundo agradecimiento. De modo especial, tal vez, a la Agencia Española de Meteorología, por su valor al decretar la alerta roja en diferentes provincias españolas, una decisión difícil de adoptar pero que ha servido para salvar, sin duda, muchas vidas. Podemos-Cieza, desde este agradecimiento, ofrece a las autoridades la máxima colaboración institucional y personal para la reparación de los daños y para la prevención de posibles sucesos parecidos en el futuro. Las medidas de prevención y de seguridad ante las inundaciones son necesarias, y mucho se habla de ellas en estos días.
Pero no podemos quedarnos en esto. No bastan los golpes de pecho. La frecuencia de los fenómenos ciclónicos aumenta con el cambio climático en latitudes como la nuestra, por el aumento de temperatura del agua del mar en el verano. Y los efectos de las lluvias masivas se multiplican por la mala gestión del territorio. Las riadas tienen que ver con estas lluvias, pero también con la deforestación de los montes, con suelos desprotegidos que no retienen el agua y favorecen la escorrentía, con un urbanismo depredador, con encauzamientos y obras hidráulicas que muchas veces agravan los problemas y con la ocupación de los cauces y vaguadas por las edificaciones del hombre.
Las riadas son una gran desgracia y la solidaridad y el afecto son las primeras reacciones y las más humanas. Pero, una vez enjugadas las lágrimas, hemos de ser capaces de reflexionar sobre lo ocurrido y sus causas, que las tiene, y promover otro tipo de políticas más basadas en el respeto medioambiental y en el interés general de las poblaciones que en el beneficio económico a corto y para unos pocos. Transformar hacia el futuro las pautas de nuestra relación con la naturaleza, aprender a respetarla para que ella nos respete es una labor colectiva por la que siempre apostará Podemos.