Nadie sabe cuántas gomas de mascar se tiran sin más a la calle, el depósito final de la basura de los vecinos más incívicos. No se trata de un problema cuya solución se desconozca. Los ciudadanos, independientemente de la edad que tengan, saben cómo pueden deshacerse de un chicle. No tiene ninguna ciencia. Hay papeleras. Es cuestión de civismo. Es absurdo deshacerse alegremente de este residuo y endosar su costosa limpieza a los servicios municipales. ¿Podemos seguir mascando chicle sin ensuciar de manchas negras que tanto afean calles y plazas? ¿Podemos seguir disfrutando de esta golosina sin ocasionar la molestia que genera cuando se pisa?
Pese al cúmulo de malas noticias que, en clave de falta de urbanidad y civismo, nublan la vista y el bienestar de la mayoría de los vecinos de Cieza, hay señales para la confianza, signos de una iniciativa municipal que podría revertir la situación con la indispensable colaboración ciudadana: por los lugares más frecuentados de la ciudad ya están disponibles puntos para tirar los chicles usados y evitar ensuciar de manchas negras el suelo de calles y plazas. Cuando la manera correcta no resulta, hay muchas razones que a menudo llevan a los ayuntamientos a adoptar soluciones imaginativas. Como la de la Concejalía de Economía Circular, que desde hace unos días invita a los vecinos a depositar el chicle usado en un contenedor específico.
El Ayuntamiento de Cieza ha decidido dar un serio golpe sobre la mesa que sirva para impulsar un cambio en el comportamiento de la ciudadanía y crear conciencia del espacio público y del medio ambiente. Para ello, el consistorio ha lanzado una campaña de limpieza y cuidado del entorno que lleva de la mano la publicación de un bando municipal. Al mismo tiempo ha ampliado el contrato de los servicios de Aguas de Cieza y Entorno Urbano para la mejora de las labores de limpieza y recogida de residuos y ha creado una brigada de Policía Local específica para hacer cumplir la normativa. Con esa convicción también se han colocado contendores para arrojar los chicles. De forma original y con la pajarita de Floración, simulan unos labios rojos y no pasan desapercibidos en el paisaje urbano.
Los contenedores para chicles se han colocado en los lugares con más afluencia de público infantil y juvenil como la rampa de acceso a la Biblioteca Municipal Padre Salmerón, Plaza de España, parque de la plaza de toros, Paseo de Don Antonio Salas y parque Poeta María Pilar López. Es cuestión de aúnar esfuerzos para resolver una problemática que tiene unos grandes perjudicados: los propios ciudadanos. Siendo en la actualidad las dos mayores preocupaciones de los vecinos la limpieza y la recogida de basuras es lógico que a ellas dedique su mayor esfuerzo el Ayuntamiento. Lo más esperanzador en lo relativo a esta problemática en la localidad es la explosión de interés que suscita últimamente entre la mayoría de la población, e incluso de iniciativas serias para solucionarlo.