El lugar donde cada artista ciezano encuentra su parnaso

El Museo Molino de Teodoro ofrece a los artistas ciezanos la oportunidad de exponer su trabajo de forma colectiva en un ambiente conectado física y sensorialmente con el entorno natural, con lo orgánico, como parte de la programación del proyecto turístico Floración. Para ello, la Concejalía de Museos posibilita el uso de los espacios interiores del viejo molino harinero, permitiendo que la luz penetre en ellos y creando un lenguaje nuevo a partir de la interrelación de los distintos elementos del edificio. Una sensación de intimidad impregna el interior de las estancias, donde las pinturas refuerzan el vínculo del visitante con el edificio. En su interior se crea una atmósfera especial que se metamorfosea a lo largo del día. A muchos espectadores les fascina observar los cambios de color que genera la luz natural cuando penetra por las ventanas, cómo inunda esos espacios y potencia las tonalidades y los colores de las obras colgadas en sus paredes. Hasta el próximo 22 de marzo una pequeña excursión para visitar el molino harinero resultará inexcusable.

En el Museo Molino de Teodoro, en el corazón del Paseo Ribereño, exponen de forma colectiva veinte artistas ciezanos bajo el título 'Flor acción': Pascual Lucas Motellón, José Ato, Aurora Montoya Lozano, Vanesa Rojas, Ana Tudela, Felisa Gómez, Juan Antonio Abellán Juliá, María Antonia Sánchez Dato, Marga Lozano, Ángeles Sáez, Antonio Buitrago Puche, Lorena Martínez, Ana Buitrago, Antonia Fernández, Jesús Moreno, Antonio José Villa, Ernesto Gil Marín, Tete Lukas, Carlos Jesús Sánchez y Sergio Ayala Martínez. Todos ellos cuentan con las instalaciones de este antiguo molino harinero que les permiten exhibir una obra por artista. Por su naturaleza, esta muestra colectiva sólo puede transmitir una breve sensación de la plástica actual ciezana, umbilicalmente conectada con la naturaleza. Perfectamente entretejido, el conjunto transmite una brillante impresión formal. Lo han conseguido con una cuidada colocación de las obras. El resultado es una exhibición de cuadros, de distintos formatos y técnicas, que respeta el entorno museográfico en el que se encuentra. Y es este equilibrio el que confiere a la propuesta su carácter excepcional.

Las estancias destinadas a la molienda y a la vivienda del molinero aproximan al visitante la idea que el Ayuntamiento de Cieza tiene del edificio como espacio para exposiciones de arte y acicate para el acercamiento de visitantes, a través de una propuesta cultural con enorme futuro dentro de la programación del plan turístico Floración. El inmueble, pequeño pero acogedor, destila aroma de trigo y centeno, y un sosiego huertano únicamente perturbado por el gorgoteo del agua de la acequia. Como un remanso de paz, es gozoso asomarse al sol de mediodía y admirar desde una de sus pequeñas ventanas las vistas del pueblo o recrearse con la maquinaria original del viejo molino. Cada una de las estancias, incluido el hueco de las escaleras que dan acceso a la planta superior, es distinto. Se han escogido los espacios de acuerdo con sus dimensiones y su luminosidad. Todos los artistas invitados tienen la generosidad de prestar sus obras para que los espectadores tengan la oportunidad de verlas en un espacio tan bonito y disfrutar de ellas. Por allí uno puede gozar del continente y del contenido en todo su esplendor. Al museo hay que llegar con la predisposición de dejarse seducir por el arte y sentir la magia del lugar.

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