Aurora Montoya busca una relación de contemporaneidad entre collage y nuestro presente

El artista acaba proyectando su personalidad en el trabajo, de una forma orgánica, y la propia obra es un reflejo de esa personalidad. Así ve Aurora Montoya Lozano (Jumilla, 1968) su relación con la práctica del collage, una faceta personal que cumple ahora cuatro años y con la que sigue disfrutando y aprendiendo. Al principio, recuerda que la ilusión surge del mero hecho de ver como se materializa el proyecto 'Collaura'. Con el paso del tiempo, sigue manteniendo esa misma esperanza, explorando su creatividad. La exposición 'Collage analógico' refleja el alma de su mirada artística. Enamorada de su trabajo como artista, nunca ha perdido la capacidad de adaptarse y seguir creciendo. Las obras que tienen que ver realmente con sus autores parece que los retratan. Y es que están impregnadas de la huella indeleble de esas miradas excepcionales que son las miradas de los grandes creadores.

Montoya se muestra henchida de felicidad por esta primera exposición individual, que lleva mucho tiempo deseando. No quería pensar en ello, lo tenía como al margen, porque no pretendía que distrajera su camino ni su manera de crear. De ella hay que destacar por encima de todo su capacidad para comunicar. Parece fácil, pero no lo es en absoluto: ella es un raro ejemplo de creadora plástica que, en palabras suyas, "una vez que he terminado la obra me doy cuenta de lo que expresa, y siempre es un mensaje más potente del que yo esperaba". Se intuye que le gusta experimentar con la esencia constructiva del collage, y juega con los mensajes, lo que produce trabajos en los que expande la categoría de esta técnica hacia el activismo visual. El ejercicio vital y artístico de las manos la ha preparado para hablar con ellas, para que los demás recordemos mejor su tacto que su voz.

Se profesa feminista y lo cierto es que los temas de mujeres atraen con frecuencia su atención. "Es verdad que mi trabajo va muy enfocado a la vivencia femenina, pero no quiero dejarlo solamente ahí en una reivindicación de esta índole, sino que también sea una reivindicación de lo social, de las cosas que están pasando en el mundo o de los temas universales que nos preocupan a todos". El arte puede ser un instrumento de conocimiento que suscita en la gente posiciones honestas frente a distintas realidades. Tampoco cree ser excesivamente proclive a idealizar el sentimiento de amor, pero a menudo compone obras que dan pie para evocar imágenes ricas de afectos. "En ocasiones me sorprendo del resultado final porque tiendo a volcar emociones personales, necesidades y sensaciones de mi vida. Imagino que el espectador no va a ver el traspaso de lo que yo siento", confiesa.

Al observar un collage el espectador se da cuenta de cómo la artista aplica la creatividad, el ingenio y la habilidad a fin de encontrar los elementos para expresar una idea o buscar una respuesta. Esta muestra promovida por la Concejalía de Museos es una exploración visual de esa búsqueda, que deja de lado la orientación de su primera etapa. "La obra de mis primeros tiempos es muy diferente a la de ahora. Destacaba por su colorido y fuerza, muy de los ochenta, y que recordaba una estética muy pop. Sin embargo, la de ahora presenta espacios en blanco y una figura centralizada. A mi me sale mucho trabajar el retrato. En la exposición incorporo muy pocas piezas que no lleven retrato o tengan como centro de interés la figura humana. Lo que utilizo lo menos posible es la palabra", comenta. Con ellos expresa emociones e inquietudes que no podría explicar de otra manera.

Extrañamente cercanas y a la vez inaprensibles, las composiciones se empeñan en seducirnos mientras ocultan su naturaleza más intrínseca. "No solo he hecho collages planos, sino que me he atrevido con los volúmenes en obras de formato más grande. Utilizo el papel de periódico, o el de seda, y doy puntadas con lana a modo de adornos. Del mismo modo presento collages pegados sobre lienzo, no solo sobre papel. Como fondo siento debilidad por el papel de periódico, porque sea como lo utilice siempre queda bien", explica. Prueba de ello son los cuadros de gran formato 'Rompiendo círculos viciosos' o 'Mímate'. La creatividad fue el motor inicial de este proyecto y también la que lo condujo hasta hoy. Por eso, a pesar de las dificultades que se ha encontrado en estos años y de los obstáculos que tuvo que salvar, nunca pensó en abandonar. En la actualidad sigue encarando nuevos retos.

Detrás quedan cuatro años de aprendizaje silencioso, los que ahora se muestran en esta exposición abierta al público hasta el 12 de enero. La presentación tuvo lugar este sábado rn el Museo Siyasa con la presencia del alcalde de Cieza, Pascual Lucas, quien estuvo acompañado por la concejala de Museos, Conchi Villa, y el director del Servicio Municipal de Museos, Joaquín Salmerón. También acudieron los ediles Melba Miñano, Antonio Montiel y la presidenta de la Asociación de Artistas de Cieza, María Joaquina Sánchez. La labor de la organización quedó reflejada en el montaje. Perfectamente entretejido, el conjunto transmite una brillante impresión formal abierta a la imaginación del visitante fascinado por la serenidad y la belleza del collage, y la energía de su autora. "El museo reserva los días señalados de feria y navidades para los artistas emergentes de Cieza con el fin de darles visibilidad", apuntó Villa.

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