En estos últimos días, ha cundido la alarma entre los vecinos y agricultores de ciertos parajes cercanos a la Rambla del Judío, como son los del Elipe, Ascoy, la Ina, El Cencerro, Venta del Olivo, la Corredera, Casa del Calvo, la Torca, la Chiripa o la Fuente del Peral, entre otros. El motivo, la posible instalación de una macroplanta de compostaje y producción de fertilizantes orgánicos de grandes dimensiones.
Según nos cuenta Maribel Aguayo, portavoz de Podemos-Cieza, se trataría de una instalación de grandes dimensiones y con una alta capacidad de procesamiento, que podría utilizar como materia prima para la obtención del compost y de los abonos agrícolas fabricados una amplia variedad de residuos orgánicos.
En opinión de esta portavoz, "el reciclado de los subproductos o residuos de origen animal o vegetal para obtener compost o fertilizantes orgánicos es una actividad sostenible y conveniente desde el punto de vista ambiental, pero por su propia naturaleza también puede ser foco de distintos tipos de contaminación, como la generación de olores, de plagas, o la proliferación de microorganismos incluso patógenos". Por ello, "es preciso ser muy prudentes y limitar estrechamente tanto su ubicación como sus dimensiones".
Entre las materias primas potenciales que enumera el proyecto, "junto a la biomasa forestal y agrícola restos de poda, de limpieza del monte, etc. que sería la más importante por su abundancia en Cieza", se citan otras mucho más dudosas, como "lodos de lavado y limpieza, heces de animales, orina y estiércol incluida paja podrida residuos de la industria cárnica y del pescado e, incluso, lodos de fosas sépticas".
Para Podemos-Cieza, "es dudoso que la ubicación sea idónea en este caso, por la proximidad de parajes agrícolas o residenciales, y la más que probable generación de malos olores". Desde el punto de vista ambiental también se suscitan problemas, "por la vecindad de la Rambla del Judío, porque los terrenos de la planta son hábitat de la alondra ricotí, en peligro de extinción, por los posibles vertidos al río y por la previsible proliferación de insectos".
Además, la enorme capacidad prevista 27 000 toneladas anuales producidas hará muy difícil que se pueda basar solo en la biomasa forestal y agrícola, y "será inevitable el recurso a otras materias primas mucho más perjudiciales".
Pero, para Maribel Aguayo, el aspecto clave de este tema es la participación de los vecinos: "El Ayuntamiento, en una materia tan sensible y delicada no debería dar un paso sin contar con la aprobación de todos o de la mayoría, al menos, de los vecinos". Y lo mismo se le debe exigir a la Comunidad Autónoma, de la que depende un trámite esencial y aún
pendiente: la autorización del cambio de uso, calificado como agrícola, a industrial, "algo que solo es posible si el proyecto merece la consideración de interés social".
En cualquier caso, desde Podemos-Cieza agradecen a los ciudadanos su elevado grado de implicación y también a los grupos ecologistas su labor incansable para evitar las agresiones al medio ambiente, "y ofrecemos nuestro tiempo y nuestros medios a unos y a otros para lo que pudiera ser útil a sus necesidades".