Tomás Antonio Rubio Carrillo nace en Cieza un 29 de enero de 1968. Orgulloso de su familia, pronto cumplirá sus bodas de plata con Dori Morata, tiene tres hijos y una nieta con los que comparte su vida de forma apasionada.
Vive su infancia y su juventud en el barrio de San Juan Bosco muy cercano a la parroquia que ha sido testigo de la amistad con el que fuera su párroco D. Antonio Salas. Estudió en el Colegio Cristo de Consuelo donde según él mismo encontró la vocación de docente. Cursó los estudios de Bachillerato en el IES Diego Tortosa, el mismo centro en el que lleva 26 años como profesor de Religión. Estudió en la Facultad de Teología de Granada, es licenciado en Estudios Eclesiásticos. En el año 2007 realizó estudios en la Universidad Católica, es licenciado en Antropología Social y Cultural, precisamente el trabajo fin de licenciatura versaba acerca de la semana santa ciezana. Además posee el título de Máster Universitario en Pensamiento Contemporáneo estudiado en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Murcia.
Ha sido Director del Centro Diocesano de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Cartagena desde año 1992 al 2005, siendo fundador y director de la Escuela de Animación y Educación en el tiempo libre "Javier Azagra" con la que continúa colaborando. Posee diversas publicaciones en el ámbito pastoral y también en el campo de la filosofía y educación personalista. En el año 2010 la Cofradía de la Verónica le concedió el honor de ser pregonero de la Navidad. En 2011, participa, junto a Manuel Villalba, en los Ciclos de Conferencias denominadas Jornadas de Divulgación Pasionaria, siendo ponente de la conferencia, Antropología Ritual y Simbología de la Procesión de Animas.
Aunque sus hijos Salva, Manuel y Jesús y hermanos están vinculados a la Cofradía de San Pedro, él no pertenece a ninguna. Sin embargo sus conocimientos del evangelio y su vivencia cristiana le hacen tener una mirada holística acerca de la Semana Santa Ciezana. Precisamente esta amplitud en la mirada le lleva a sentirse tan semanasantero como el que porta un anda o un báculo, pues mantiene la firme convicción de que es difícil ser ciezano y no ser "semanasantero". Tan difícil, dice él, como el que lee el evangelio y se queda impasible.