El portavoz de IU-Verdes de Cieza, José María Rodríguez, advierte que los datos oficiales nos dicen que si cada vez hay más macrogranjas porcinas no es porque en este país cada vez consumamos más carne de cerdo, que se ha estabilizado 7'9Kg/habitante/año, si no por la creciente exportación a China que pasó de 70.000 toneladas/año en 2013 a 934.000 toneladas en 2020 empujada por la peste porcina que ha sufrido el país oriental. Además, "el modelo de macrogranjas no genera apenas empleo, tiene un impacto ecológico terrible, aumenta la despoblación y es una amenaza para la ganadería tradicional".
IU-Verdes de Cieza, que siempre se ha mostrado a favor de un modelo de ganadería extensiva y familiar frente a las macrogranjas por los efectos perniciosos de este último modelo de ganadería industrial, ha advertido de que "la caída de la demanda de carne de importación por parte de China apunta al estallido de la burbuja de las macrogranjas porcinas".
En este sentido, su portavoz, José María Rodríguez, ha precisado que los datos oficiales nos dicen que si cada vez hay más macrogranjas porcinas no es porque en este país cada vez consumamos más carne de cerdo, que se ha estabilizado 7'9Kg/habitante/año, sino por la creciente exportación a China que pasó de 70.000 toneladas/año en 2013 a 934.000 toneladas en 2020, ya que a partir del año 2018 la propagación del virus de la peste porcina obligó a cerrar la mayoría de sus instalaciones perdiendo más de la mitad de su cabaña. Sin embargo, China se recupera de la epidemia con rapidez y se ha puesto un nuevo objetivo: producir el 95% del cerdo que consume de aquí a diez años.
Además, Rodríguez ha apuntado que las macrogranjas porcinas están amenazadas por la caída de los precios de la carne. Así, ha precisado que en abril del 2021, en los mercados españoles el precio de referencia del cerdo de 20 kilos alcanzó la cifra récord de 69 euros, mientras que, dado que China va superando la pandemia de la peste porcina y ya no requiere tantas importaciones, el precio cayó hasta los 29,50 euros en el pasado mes de enero.
Asimismo, ha dicho que otro factor que incidirá en la explosión de la "burbuja porcina" son los costes de explotación, entre ellos los energéticos, pero especialmente la alimentación de estos animales encerrados y sin acceso a pastos que necesitan de macrocultivos para la elaboración en macrofábricas de piensos compuestos básicamente de leguminosas (soja) y cereales (trigo y maíz), una parte muy importante de los cuales son importados de terceros países. En ambos casos, el precio de las materias primas para la elaboración de piensos se ha incrementado un 30% en apenas un par de años.
Por otra parte, Rodríguez ha recordado que este tipo de ganadería industrial apenas genera empleo por el alto nivel de tecnología que emplea. Concretamente 1 empleo por cada 100 cerdas de cría o, dicho de otra forma, 1 empleo por cada 1.000 animales.
Asimismo, el portavoz ha recordado que es un hecho admitido por la comunidad científica que este modelo de macrogranjas tiene graves impactos en diversidad de aspectos; desde la salud, ya que la ganaderi´a industrial es la principal consumidora masiva de antibio´ticos en el mundo, contribuyendo significativamente a la pe´rdida de eficiencia de estos medicamentos, además de ser culpable de una gran cuota de las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación de acuíferos por purines. Pero también tiene un impacto social ya que los municipios con macrogranjas pierden poblacio´n y empleo ganadero a mayor ritmo que aquellos donde existen explotaciones extensivas, familiares y sostenibles, impactando también en otros sectores como el turismo.
Rodríguez ha concluido, diciendo que los abanderados de la defensa de la ganadería industrial en vez de agarrarse a argumentos insostenibles deberían acercarse a los paradigmas que defiende la soberanía alimentaria, planteando para estos sectores una reconversión de lo macro a lo micro, de lo industrial a lo ecológico, del confinamiento al pastoreo.